Clan Heller Solari inicia proceso de reestructuración de negocios con la división del grupo Bethia

Se cumplió un hito. La familia Heller Solari, uno de los grupos empresariales más importantes del país, concretó una primera reestructuración al interior de su holding Bethia -de varias que vendrían- y que tiene como fin dividir el patrimonio del clan, que es liderado por Liliana Solari y sus hijos Carlos y Andrea Heller Solari.

En concreto, se decidió dividir Bethia, creando una nueva sociedad que aglutinará uno de los negocios del clan y que se denominó como Bethia Transportes.

La familia lleva varios años trabajando en un plan para separar en tres sus activos, un paso que internamente califican como un proceso natural tras el ingreso de la tercera generación -los hijos de Carlos y Andrea- en los negocios.

Las tratativas, según conocedores, se han llevado sin conflicto y de manera amistosa.

En el pasado, varias familias con altos patrimonios han enfrentado duras peleas entre los herederos. Esto fue lo que vivieron los Calderón (familia controladora de la multitienda Ripley) y los Signorio (dueños del grupo alimentario ICB, reconocido por sus papas fritas y condimentos Marco Polo), que, tras duras acusaciones -en litigios que llegaron a la justicia- lograron firmar la paz.

Los negocios familiares

Para llevar adelante el proceso de reestructuración del holding, el clan Heller Solari le encargó a un grupo negociador llegar a un acuerdo que tiene por objetivo “separar aguas”.

El principal activo de Bethia es el 6,395% del grupo Falabella (llegó a tener sobre el 10%, pero ha realizado una serie de ventas de acciones), el que, actualmente, tiene un valor en bolsa de US$ 520 millones. Con dicho porcentaje, junto a otras cuatro ramas familiares -los Solari Donaggio, Karlezi Solari, Cortés Solari y Cúneo Solari-, además de la familia Del Río, son parte del pacto de accionistas que controla más del 66% de la cadena.

El grupo Bethia es dueño de tres empresas: Sotraser (una compañía de transporte de carga con más de 1.000 camiones y con presencia en prácticamente todo el país); Ancali (una firma agrícola, dedicada a la ganadería y la lechería, con cerca de 10 mil hectáreas en el sur del país), y Megamedia, holding de medios de comunicación dueñ0 del canal de TV Mega y Radio Infinita, entre otros.

Además, y como una manera de mantener su diversificación en los negocios, desde hace algunos años el clan ha apostado por compañías tecnológicas que cotizan en Estados Unidos, al igual que otras familias chilenas de alto patrimonio.

En medio de estos movimientos, dicen agentes de la industria financiera, la familia ha logrado sacar provechosos dividendos.

Esto, en parte, logró reducir el importante impacto que tuvo para el grupo Bethia su inversión en Latam Airlines (donde ya no participan), firma que estuvo al borde de la quiebra por la pandemia, pero que hoy ha logrado recuperarse.

La división

Para avanzar en la división de los negocios, la familia creó un equipo conformado por un grupo que representa a Carlos Heller (el abogado Rodrigo Veloso y el director ejecutivo de Bethia, Gonzalo Rojas); mientras que por Andrea, participan los abogados Manuel José Vial y Nicolás Tagle, además del director de empresas José Miguel Barros.

Este grupo se reúne habitualmente, pero en ocasiones también participa la familia: Liliana; Carlos y sus hijos Pedro y Alberto; así como Andrea y sus hijos, Paola Barrera y Felipe Rossi.

Según versiones extraoficiales, Carlos Heller se quedaría con Ancali, Sotraser y Megamedia; Andrea con inmuebles; y Liliana con un mix de ambos.

Además, a cada grupo le correspondería un porcentaje de las acciones de Falabella. Y ahí está el mayor punto en negociación: qué porcentaje le correspondería a cada uno, considerando los otros activos con los que se van a quedar.

El pasado 3 de junio, se realizó una Junta Extraordinaria de Accionistas de Bethia, cuyos cuarteles centrales están en el piso 50 de la Torre Titanium. En la instancia, los socios acordaron dividir Bethia S.A., naciendo una nueva sociedad por acciones denominada Bethia Transportes SpA.

Según el extracto de la junta, a la que tuvo acceso Diario Financiero, el objeto de la nueva sociedad es “la inversión en el área de transporte terrestre, marítimo o aéreo, de carga y/o de pasajeros, sea que lo explote directamente o por medio de sociedades que desarrollen dichas actividades, así como la inversión a cualquier título en toda clase de bienes corporales o incorporales, vinculados al rubro de transportes”.

Asimismo, se definió que la mencionada firma podrá desarrollar toda clase de actividades relacionadas directa o indirectamente con el objeto señalado, conforme así lo decida su administración.

En definitiva, bajo está sociedad quedó la empresa Sotraser.

El capital de Bethia Transportes, según la escritura pública, alcanza los $ 12.115 millones, el que se encuentra íntegramente pagado tras la división de Bethia S.A. y la asignación de activos.

La junta también aprobó la subsistencia de Bethia S.A. como continuadora legal, manteniendo su nombre y con un capital de $ 203.513 millones, luego que se visara una disminución de su patrimonio en $ 12.115 millones, que es lo que se aportó a Bethia Transportes.

Tras esta operación vendrían otras escisiones de Bethia, con las que se crearían nuevas sociedades que aglutinarían los negocios agrícolas y de medios de comunicación que mantiene el holding.